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POLITICA

19 de julio de 2025

Economía y política chapotean en un país ahogado en deudas.

El gobierno profundiza el festival de endeudamiento para sostener el carry trade mientras cada vez más argentinos que se endeudan para comer tienen problemas para cubrir la tarjeta de crédito. En ese contexto de penurias, la política se hunde en roscas internas por los cierres de listas de un largo año electoral que transita entre la apatía y la carencia de representación.

El país atraviesa una paradoja tan perversa como reveladora: mientras el gobierno de Javier Milei multiplica su endeudamiento externo para sostener un modelo económico que beneficia a los capitales financieros, millones de argentinos se endeudan para comer y no pueden pagar ni el mínimo de sus tarjetas de crédito. En ese océano de carencias, la politica electoral se sumerge en la rosca de los cierres de lista en el marco de un determinante proceso electoral que -hasta el momento- cosechó más apatía que entusiasmo. 

Familias en rojo

Un informe elaborado por el Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA reveló que, desde que Milei es presidente, se incrementó en 8 puntos porcentuales el uso de la tarjeta de crédito para las compras en el supermercado y, en paralelo, la morosidad.

La radiografía del endeudamiento familiar es elocuente. El uso de tarjetas de crédito para realizar compras en supermercados pasó de representar el 39% de las ventas totales al 47%. No es un fenómeno transitorio: hace más de un lustro, desde que el gobierno de Mauricio Macri alumbró el fenómeno de “trabajadores pobres” que el gobierno del Frente de Todos no pudo/supo desmontar, las familias argentinas encontraron en el plástico su única alternativa para acceder a bienes de consumo básico en la segunda mitad del mes. 

Una herramienta de consumo diferido se transformó en la tabla de salvación para comprar alimentos, lo que disparó la mora en el pago de saldos. El ratio de irregularidad del crédito al sector privado ascendió en mayo al 2,6%, lo que representa un incremento de 0,4 puntos con respecto a abril. En cuanto a la morosidad por segmento, el coeficiente de mora del crédito destinado a los hogares totalizó 4,5% en mayo, con un fuerte incremento entre puntas. Específicamente para las líneas vinculadas al consumo, que incluyen préstamos personales y tarjetas, el ratio de irregularidad se ubicó en 4,9%.

Por el efecto “bola de nieve” de intereses que rozan la usura, el pronóstico de los bancos es que irá de mal en peor. Según informes que intercambian las entidades, en tarjetas se observó el siguiente patrón: hay cada vez más cancelaciones de montos apenas arriba del mínimo, e incluso muchas personas ni siquiera están llegando al mínimo. Un informe de la consultora Moiguer complementa el diagnóstico. Entre los sectores más pobres, seis de cada diez afirman que su sueldo es menor a la inflación, el 50 por ciento no llega a fin de mes y el 30 por ciento resigna gastos para pagar servicios. 

Deudapalooza

Mientras las familias se ahogan en deudas de supervivencia, el gobierno abre las compuertas al endeudamiento masivo. En lo que va de mandato, Milei contrajo deuda externa por al menos USD 19.557 millones (FMI, USD 12.000 millones; Bancos internacionales, USD 2.000 millones en enero y en junio; colocaciones de Bonte 2030, USD 1.500 millones; Banco Mundial, USD 1.500 millones y BID, USD 500 millones).

Este endeudamiento no busca financiar inversión productiva o políticas sociales, sino sostener un modelo que privilegia el carry trade y la especulación financiera. La administración de Milei y Luis Caputo terminó de asumir esta semana la falacia de la falta de pesos con la que construyó el relato de la dolarización endógena y salió de emergencia a ofrecer nueva deuda en moneda local para absorber el exceso de liquidez que inundó la economía.

El equipo se escudó en “un error” para justificar una sorpresiva y jugosa colocación en beneficio de la banca. El Gobierno realizó el jueves una emisión de títulos de deuda en pesos del Tesoro no prevista en el calendario ante la masa de pesos que quedaron sueltos en el mercado tras el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefi). El costo de esta “improvisación”: 2.040 millones de pesos tirados a la canaleta de la timba para calmar mercados que, por el contrario, incrementaron su desconfianza.

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