La información fue confirmada por Gustavo Castro, secretario general del gremio FONIVA, quien señaló que la empresa no logró sostener su actividad frente a la fuerte caída del consumo, el ingreso de productos importados y la ausencia de políticas que protejan a la industria nacional. Según explicó el dirigente sindical, a comienzos de este año la firma contaba con alrededor de 140 trabajadores. Sin embargo, sucesivos recortes y reestructuraciones fueron reduciendo el plantel hasta llegar al cierre total de la fábrica, dejando a 60 familias sin su principal sustento de un día para otro. El impacto no solo alcanza a los operarios despedidos, sino también a toda la economía local, ya que el cierre representa un duro golpe para la producción provincial y el entramado industrial riojano. Desde el gremio advirtieron que este escenario se repite en distintos puntos del país, donde fábricas, pymes y comercios bajan sus persianas ante un modelo económico que, aseguran, no contempla la protección del trabajo ni de la producción nacional. Lo que ocurre en La Rioja no es un hecho aislado: es una señal de alarma sobre la pérdida de empleo y el deterioro del tejido productivo, mientras crece la preocupación por la falta de respuestas oficiales frente a una situación que continúa agravándose.