“Decir que la gente no llega a fin de mes es una pelotudez”, afirmó, y agregó: “Si eso fuera cierto, la calle tendría que estar llena de cadáveres”. En su intervención, Milei defendió su gestión con énfasis en la recuperación de salarios y jubilaciones medidos en dólares, señalando que los haberes previsionales pasaron de 80 a 230 o 320 dólares, mientras que los sueldos escalaron de 300 a 1.100. Según el mandatario, estos datos desmienten los reclamos que describen una crisis social profunda. El presidente también apuntó contra referentes opositores y medios de comunicación, a quienes acusó de difundir “discursos emocionales” y “mentiras” sin sustento económico. “Es un insulto para quienes hacen un esfuerzo honesto”, disparó ante un auditorio compuesto por empresarios, dirigentes liberales y funcionarios. Las declaraciones provocaron una fuerte repercusión pública. Desde distintos sectores se cuestionó la falta de sensibilidad del mandatario ante el aumento de la pobreza, la caída del consumo y el deterioro de los ingresos registrados por diversas mediciones oficiales y privadas. Lejos de moderar su tono, Milei reafirmó su mirada sobre la economía y desestimó cualquier crítica como parte de una “campaña ideológica” en su contra. Las palabras del presidente, sin embargo, reavivan el debate sobre su capacidad de interpretar el drama social que vive gran parte del país.